Pido permiso para cambiar mis prioridades



Nunca he querido ser como la mayoría, porque no me siento de la mayoría. Soy raro, rarísimo, tanto que hasta a mí me cuesta aceptarlo. En mi adolescencia no me gustaba estar entre la multitud, me asfixiaba, me aburría tanta compañía. Yo era un solitario empedernido. Después de la secundaria, sin decirle a nadie, tenía en mente estudiar para ser un sacerdote, solo para no tener que ver a nadie, porque de alguien había escuchado que los seminaristas vivían varios años enclaustrados. Me gustaba hablar solo, e imaginaba cosas que solo han podido ser posible en mi cabeza. Esto último es lo único que no ha cambiado en mi vida, porque sigo imaginando, sigo hablando solo, sigo soñando despierto y sigo creyendo que hay mejores cosas que hacer antes que engañar a la gente con minucias; por lo demás, todo ha cambiado en mi vida, porque ya no soy el mismo de antes, y hasta me cuesta creer que he sido ese muchachito que ya no reconozco. Lo que no ha variado es que, los seres humanos, a medida que vamos creciendo, escogemos nuestras propias prioridades y las vamos cumpliendo a través de nuestras diferentes etapas de nuestra vida. Una prioridad define el rumbo de tu existencia. Lo mío fue hacer deporte, vivir como pienso y cuidar una familia, cosa pequeña para muchos, pero que para mí fue la misión más difícil que me pude encomendar a mí mismo. Tener una familia es renunciar a muchas necesidades propias de un ser humano común y corriente para hacerte cargo de responsabilidades que no todos están dispuestos a cumplir, porque no es fácil, porque somos humanos, porque hay que saber encontrar un equilibrio entre lo que manda la sociedad y lo que necesita el cuerpo.

Para los que estamos acabando la penúltima etapa para entrar a la fase final de nuestra propia historia, nos cuesta un poquito más escoger lo que queremos, porque ya no se trata de gustos, sino de responsabilidades. A nuestra edad, los cambios físicos se vuelven mucho más evidentes y, éstos, casi siempre, tienen que ver con la parte vital en la sociedad. Nuestros hijos empiezan a buscar sus propias historias y aparecen los periodos de soledad. Hay que replantear si acaso quedan prioridades y adaptarlas a nuestro tiempo, un nuevo ciclo donde las limitaciones físicas ya tienen que tomarse en cuenta para reordenar nuestras ganas de seguir explotando nuestras fortalezas.

En los últimos tiempos, he estado pensando mucho sobre esa frase muy paiteña que muchos utilizan como escudo en las redes sociales: “Fácil es escribir”, frase que, desde luego, nada tiene que ver con la gramática ni la lingüística, sino con las formas de comportamiento y la necesidad de ir más allá de la comodidad a la hora de tratar de comprender nuestro mundo. En nuestro caso, las necesidades de nuestro puerto.

Hoy quiero anunciarles, a cada ciudadano paiteño que lea este escrito, que he decidido dar un paso más allá de “la comodidad” que me brinda mi ordenador, más allá de mi espacio donde nunca fue fácil escribir todo lo que he escrito.

Pero ese paso también tiene sus prioridades como, por ejemplo, seguir en camino recto de acuerdo a lo que pienso, porque si algo tengo de valor es que jamás he traicionado mi pensamiento porque es lo único que me defiende. Además, aparte de la experiencia que voy a ganar, será la mejor manera para terminar de comprender el pensamiento de los menos favorecidos de nuestra provincia.

Solo un adelanto: no soy perfecto, sino sincero; no me gusta el poder económico que se reinventa y se reelige. Con ellos de lejitos porque no soporto a los que no hacen mea culpas, sino que se alucinan salvadores cuando ni ellos mismos se pueden salvar de sus propios demonios y sus debilidades.

Yo quiero estar cerca del pueblo mas no del poder. Quiero ser el que exponga su punto de vista y jamás el que imponga sus delirios de grandeza. No, eso jamás, porque eso es para los débiles que nunca encontraron aceptación y felicidad.

Ya se enterarán con los días…

Hoy solo pido permiso para cambiar mis prioridades, la necesito porque es una necesidad de valoración y de autorrealización que no quiero dejar pasar en mi vida.

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