Monterito, el guardián de la luna
Desde la antigüedad, los guardianes fueron seres imaginarios increíbles que tenían la misión de defender y vigilar un rasgo importante de su época. Podía ser una estatua o una divinidad religiosa. Los habitantes siempre los consideraron de mayor importancia para la sociedad, tanto así que eran adorados con ofrendas para que mantuvieran su firmeza.
Si hablamos de cultura, existe un guardián en
el puerto de la Luna, un paiteño que brega en contra de la corriente, que no se
cansa y que, a diferencia de los antiguos guardianes, nunca está estático,
siempre se moviliza de un lugar a otro para cuidar su esencia, llevar el arte,
el conocimiento y asegurar la esperanza de un mundo mejor para los suyos. Lamentablemente,
la sociedad donde vive y por la cual él se desvive, todavía no lo considera de
mayor importancia ni le ofrenda siquiera un quinto para su mantenencia.
Jorge Humberto Montero Chapilliquén,
“Monterito” para los amigos, nació en el puerto de la luna el 14 de marzo de
1957. Es un apasionado de la poesía y de la literatura en general, así como del
periodismo donde esporádicamente se desempeña. Tiene bien claro que la función
de un artista como él, poeta por convicción, es abrirles los ojos a los
habitantes e insistir para que se vuelvan libres a través de la lectura.
Basta darse una vuelta por las céntricas calles
del puerto de Paita para encontrarlo. Siempre lleva un maletín donde guarda un
poemario, un folleto o un regalo personal que ha sido leído y que no duda en
brindártelo. Jorge Montero es consciente de la importancia de un libro, sabe
que un libro libera, trasciende, diversifica y, sobre todo, acerca al individuo
al conocimiento. Un libro es el gran inicio para volvernos mejores seres
humanos.
Desde el año 1990, Jorge Montero edita y
promociona su revista literaria “Pez de Luna”. “Es una odisea editarla”, nos
dice, “el empresariado no apoya y he visto la frustración de varios de mis
proyectos con estas cerradas de puerta”. No obstante, su persistencia ha
logrado publicar 40 ediciones en estos 31 años, y se prepara para seguir
existiendo.
Vender poesía en un puerto pesquero como Paita
es una locura. Sí, creemos que Monterito está loco; sin embargo, como se dice
coloquialmente: “la locura es un placer que sólo los locos conocemos”. Nuestro
loco guardián, es con su revista que intenta encontrar esos espacios de
diálogos, una constante búsqueda de jóvenes lectores o, lo que es lo mismo, más
locos como él que sean capaces de sentir y trasmitir a la vez la importancia de
la palabra. “Antes realizábamos tertulias literarias en Paita, hoy parece
difícil hacerlas y cada vez son más remotas”, agrega.
Pero Monterito no desmaya, él está convencido
que la única manera para salir del subdesarrollo es la lectura y sabe que su
misión como gestor cultural es seguir promoviéndola e intentar hasta lo
imposible a pesar de las circunstancias, Realizar proyectos para fortalecer el
crecimiento y el desarrollo sociocultural de sus conciudadanos es desde hace
muchos años su misión, aún cuando los porteños no compren ni gusten de la
poesía.
“La poesía nos humaniza, mueve nuestros
sentimientos y sirve para transformar el orden de las cosas”, nos dice.
Todo amante de la literatura tiene un inicio. Jorge
Montero, por ejemplo, encontró su vocación de lector leyendo a Goethe con su
novela “Las penas del joven Werther”, la historia de un joven artista que
escapa de las presiones de su familia que no deseaba el arte para su vida.
¿Acaso nuestro poeta se sintió identificado con el personaje?
Nuestro guardián de la cultura paiteña es
ferviente admirador de la obra de César Vallejo y de Octavio Paz; y en Paita,
de Juan Manuel Mendoza y Gian Pierre Codarlupo, poeta a quien le augura un
futuro internacional prometedor.
No le gusta la política, se aleja de los
políticos porque está convencido que son mercachifles y materialistas. “No me
preguntes por ellos”, me dice, “mi opinión sobre los políticos es nefasta”. Sin
embargo, en sus buenas épocas, perteneció al “Partido Comunista Unidad”, del
artista y político Jorge del Prado.
Actualmente, es miembro de la Asociación de
Artistas Paiteñas (ASAP), pero antes convivió con el grupo literario “Velero”,
así como perteneció a la Coordinadora de intelectuales-base Paita.
Pero la pandemia lo ha relegado a unas
vacaciones forzosas. No hay movimiento cultural, no hay celebraciones de la
palabra; estamos lejos de emitir una publicación propia o ajena dadas las
circunstancias. Nuestro poeta está escribiendo. Poco, pero escribiendo. Tiene
en mente publicar su poemario “Un Canto Para El otoño” apenas pase la tormenta,
y continuar con otra edición de su revista cultural “Pez de Luna”.
Monterito, el autor de “Puerto de Pájaros”
(1990) no se rinde, no desmaya ni deja la maleta negra que lo caracteriza
mientras camina por las calles de su puerto y donde siempre tiene un ejemplar
para compartir. Es un vigilante de la cultura del puerto de la luna. Cree
fielmente que Paita necesita una Feria del Libro donde se rinda culto a la
palabra y a las diferentes artes. Está convencido que hay futuro en esta tierra
que, pareciera estar olvidada. No se rinde.
Monterito es autodidacta, pero está estudiando
actualmente periodismo en la Universidad Nacional de Trujillo, su otra pasión. Ama
a su tierra como nadie y nos regala esta frase que encierra su obra, sus ganas
y su existencia:
“Paita es mi ilusión poética, mi puerto amado,
y por donde voy, siempre resalto su belleza e importancia”.
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